arte y cultura | Edición #66
En una mirada retrospectiva de sus inicios, Guille Salort, recuerda el momento exacto en que con apenas tres años subió a la planta alta de su casa y lo fotografiaron en la batería de su hermano, sabiendo que desde ese mismo momento comenzaba a germinar una conexión con la música en su interior. Desde allí constantemente manifestaba ademanes en el aire simulando tocar los tambores y platillos de su instrumento favorito y su mente volaba en cada golpe que daba.
“A los 12 años, con amigos de la escuela, armamos una banda que se llamaba La Pieza, desde el primer momento yo dije que tocaba la bata, entonces fuimos todos de un mismo profe, Jorge Domenella, que nos enseñó a tocar a cada uno nuestros instrumentos” confiesa el músico, “después en la secundaria tuve de profesor de música a Ricky Gigena, sus clases me dejaron alucinado, y fue él quien me apoyó y aconsejó seguir formándome con Diego ‘Koto’ Kestler”.
A sus 15 años, el baterista, viajó varias veces a Buenos Aires en épocas de vacaciones escolares, para tomar clases intensivas con bateristas que admiraba y residían en la gran capital. “Mi mamá me acompaño en cada viaje, y le estaré eternamente agradecido. También me acuerdo que, en el primero de éstos ya había decidido que, al concluir el colegio en Rafaela, quería mudarme a ésta ciudad, y así fue. La veía como la única posibilidad en mi vida, estaba totalmente alucinado, veía todo gigante, y ahí quería estar”.
Salort cuenta que el principio de su mudanza fue duro, dado que emprendió su camino solo, y lo que más lo ayudó fue su personalidad inquieta, de asistir a recitales, eventos, masterclass y mucho más, para formarse paulatinamente, y llegar a dónde está hoy. Fue en el segundo año de residencia allí cuando comenzó a incorporarse a bandas reconocidas del país como Eruca Sativa. Más tarde tuvo la posibilidad de trabajar con LoPibitos, y con Juan Ingaramo, músico y amigo con el cual tocaron en el país y en Barcelona, Madrid, Berlín, New York, Ciudad de México, Bogotá, Medellín y Lima.
Luego, con su amigo y colega musical Brian Taylor iniciaron un proyecto, el cual se concretó en una banda llamada UVA, y en la actualidad trabajan en nuevos proyectos.
Algunos de los referentes que lo inspiraron fueron figuras del rock nacional de los años 80 y 90, y también estrellas internacionales como Stevie Wonder, Prince y Michael Jackson. Sin embargo, aclara que “siempre seguí mi voz interior y mis deseos, me impulsaron la fe y la constancia que le pongo a mis trabajos”. El baterista rafaelino, que actualmente está radicado en la gran capital puso en palabras las sensaciones que lo invaden al momento de mirar hacia atrás y ver el camino recorrido, diciendo que “disfruté mucho y aun lo hago, me siento un privilegiado y estoy enormemente agradecido. Hoy redoblo la apuesta de los sueños que me mantienen vivo, para seguir trabajando y dar lo mejor de mí”.
Guille Salort, compartió, y aún lo hace, escenario con artistas y bandas reconocidas como Marilina Bertoldi, Emmanuel Horvilleur, Cazzu y Conociendo Rusia.
En la pandemia por Covid-19 montó el estudio en su casa, y trabaja desde allí, desarrollando un costado solista, componiendo tracks, música instrumental y feats con invitados.
“Hacer música es un privilegio, es una especie de suerte el hecho de estar conectado con esa fuente”, concluye Guille, quien anhela seguir cumpliendo objetivos y transportando la música nacional al exterior.