Las manos y nuestro síntomas: Dr. Glasberg Ernesto Andrés

Si pudiésemos ver el mundo con muestras manos creo que no sería distinto al que ven nuestros ojos, quizás hasta sería más exacta la percepción que tenemos de él.

salud | Edición #83

¿Por qué hablo de esta exactitud o precisión? El  hecho de poder tocar algo nos da información sobre su forma, tamaño, textura, temperatura, y no solo podemos captar esto, sino que nuestras manos pueden expresar infinidad de sentimientos e información a otras personas y al medio en el cual nos desarrollamos.

Veamos su significado:

Nuestro sistema nervioso tiene dos capacidades importantes para esto (aparte de otras miles de funciones), una es la de captar lo que pasa en el medio extracorporal a través de receptores que están dispuestos en todo nuestro cuerpo, retina para los ojos, el oído interno para los sonidos, mucosa nasal para los olores, y receptores específicos para el calor, frío, dolor, y otras sensibilidades en la piel. La otra función destacada es la capacidad de dar una respuesta a estos estímulos, que previamente son procesados en el cerebro en donde se hacen conscientes y se les da un significado: “el síntoma”.

Cuando se altera este circuito de información aferente – eferente empezamos a notar algo distinto y entonces es momento de hacer una consulta.

La mano es un gran receptor - efector de estímulos y nos puede delatar estos síntomas (todo síntoma es una sensación subjetiva y por lo tanto depende de cada individuo):  dolor, hormigueos, debilidad, incoordinación, rigidez, cambios de color, y los mismos pueden ser pasajeros, permanentes e ir incrementándose o sumando, señal de que algo no está bien.

Al concurrir al médico (especialista de mano en este caso), durante la evaluación podemos determinar el sitio del problema. En la mayoría de las veces el paciente nos refiere con seguridad su lugar y otras veces sucede algo que a lo mejor no tenga una explicación lógica para quien consulta, y que se llama síntoma referido. Este se caracteriza por manifiestarse en un lugar pero su foco reside en otro.

El paradigma de estas afecciones son las llamadas compresiones nerviosas, y existen múltiples ejemplos, dentro los cuales el más común es el síndrome del túnel carpiano. En estos síndromes (cuadros donde coexisten síntomas y signos) el conflicto habita entre un nervio y las estructuras que lo rodean y siempre el perdedor es el primero. Debido a que el nervio es el que lleva y trae información, la alteración en este circuito provoca cualquiera de los síntomas anteriormente nombrados.

Los nervios son estructuras que se adaptan mal a estas situaciones y algún tratamiento debe ser aplicado, ya que no solo el nervio se deteriora, sino que la corteza cerebral se mal adapta a trabajar así, dejando huellas difíciles de borrar. Algunas veces se requiere cirugía, en otros casos es necesario inmovilizar y la tercera opción puede ser rehabilitar.

Solo debemos saber que nuestro cuerpo es inteligente, sabe darnos señales, aunque a veces las da tarde. Siempre debemos escucharlas. Los llamados de atención están en todos lados y como en la vida misma, la calidad mejora cuando nos ocupamos. Ningún caso es igual a otro, sí parecidos, y el entrecruzamiento de datos es lo que da el diagnóstico.

Ya que los nervios tienen un comportamiento físico parecido al de un cable, y a su vez tienen un comportamiento químico, su falla no se explica tan fácilmente. Así como la acupuntura relaciona zonas del cuerpo con distintas percepciones, la mano tiene una  gran representación en la corteza motora cerebral y quizás sea a partir de esto que los quiromantes hicieron de su trabajo un método de predicción del futuro.

 

Glasberg Ernesto Andrés

Médico Mat. 16490

Especialista en Ortopedia Y Traumatología Reg. Esp. 40/413

Especialista en Cirugía de Mano y Miembro Superior. UCES. Bs. As.