deportes | Edición #82
“El pádel es como un veneno, entra en tu cuerpo y estás infectado para siempre”, Francisco Jesús “Paquito” Navarro, leyenda del pádel español.
El césped del piso azul con el brillo dorado que le da la arena emergente, las paredes de vidrio, las torres de iluminación y el cielo azul matizado por nubes escasas. Nada que difiera demasiado de algún club de Argentina en una tarde de otoño. Solo que ésta se ubica en el 1876 de Buffalo Dr, a 20 minutos del Caesars Palace o del MGM, y a 25 de la inigualable calle Fremont, en el centro viejo de Las Vegas. Es un oasis dentro del maravilloso oasis del juego. Es que entre tantas luces y sonidos metálicos de maquinitas, el Real Racquet Academy ofrece la posibilidad de jugar de otra manera. Tanto que fue la sede de la segunda edición del Mundial Sénior de Pádel, organizado por la Federación Internacional de Pádel (FIP), la Federación Americana de Pádel (APF) y la asociación de Estados Unidos (USPA). Argentina es potencia, y a uno de los integrantes del seleccionado nacional lo disfrutamos cada día en Rafaela. “Desde que logramos la clasificación todos estábamos felices, aunque creo que mi familia y mis amigos lo tenían más claro que yo. Hablábamos que iría a Las Vegas, a jugar un Mundial, pero no terminaba de darme cuenta que iba a representar a Argentina. Todo cambió cuando me llegó el mail confirmando que estaba convocado para ser parte de la selección nacional, entonces tome conciencia de lo que me iba a pasar. Y cuando me puse la camiseta, bueno, ahí se sumaron la emoción y el sentimiento de responsabilidad. Nuestro país es muy reconocido a nivel internacional y, entonces, había que estar a la altura de las circunstancias”
¿Y cómo fue el debut?
“El primer partido lo jugamos contra Alemania y fue tan difícil como emotivo. Siempre entro nervioso a una cancha, la parte previa me genera mucha adrenalina, hasta que me meto en el juego y pasa. Pero esta vez fue muy especial y lo sentí. Además soplaba un viento terrible, pero pudimos ganar bien. Cuando termino el partido tuve sentimientos muy fuertes. Creo que aún no tomé conciencia que soy Subcampeón Mundial. En mi casa tengo la ropa y la medalla, por ahí paso y las miro, las toco, y me parece estar en un sueño”
Más allá de tu capacidad, ¿cómo llegaste a ser parte del seleccionado?
“Porque este nuevo sistema me permite competir en sénior. El circuito tiene solo un par de años. Por ejemplo, en el Mundial las categorías eran +55, +50, +45, +40 y +35. Nos preparamos con mi compañero de siempre y disputamos el clasificatorio, que se desarrolló en Villa Allende y nos fue muy bien. Allí nos ganamos el lugar”
¿Qué tipo de torneo encontraste?
“Uno muy profesional, a pesar de los contratiempos, porque estuvo condicionado por la pandemia que lo obligó a reprogramarse. Es el segundo luego del que se organizó en Estepona en 2018. Creo que tiene cosas por mejorar, pero fue muy bueno. La presentación se hizo en la sala de conferencias del hotel donde nos alojábamos, que estaba colmado de gente. Luego jugamos en un club que tiene ocho canchas abiertas. Participaron 18 países y nos fue muy bien a pesar de que no pudimos quedarnos con el título, ya que perdimos la final con el otro gigante mundial del pádel, que es España. El sistema del torneo es a cinco puntos, donde empieza a jugar la mayor y luego va bajando hasta ser +35, la nuestra, la última. El tema es que cuando la diferencia es de tres puntos para un país, el resto no se juega, lo que nos impidió estar en la final ya que ellos lo cerraron tres a cero. Como esto ocurría solo en la parte final, al menos tuvimos buena participación en la fase de grupos”
El torneo te permitió conocer la realidad del resto del mundo fuera de nuestro país, ¿Qué encontraste?
“España es la gran potencia hoy, ya que de 20 jugadores varones convocados, 18 son ex pádel tour, y son extremadamente profesionales, con un tremendo apoyo de su federación. Argentina es potencia, estando hoy a un paso de los españoles. Me sorprendió Francia, que tiene muy buenos jugadores, en general ex tenistas. El resto está en pleno crecimiento. Lo que nos falta es un mayor respaldo dirigencial, ya que solo recibimos la inscripción y la ropa, el resto lo tuvimos que poner nosotros. Y no es poco. En mi caso pude viajar gracias a un grupo de sponsors, Iris Inmobilier, Bertolaccini, Celeste Pádel, El Bosque Pádel Club, Boidi Servicios Inmobiliarios, Criscon reciclado de metales. Barsac, Falkenbergmeyer, Checkmed, MRS y Nabla, a los que siempre les estaré agradecidos”
La historia de Diego Balari con el pádel tiene dos fechas de nacimiento. La primera en sus tiempos en Sarmiento. “Nací el 15 de agosto de 1982 en la ciudad de mi papá, donde viví hasta 2001. De chico jugaba al futbol y al tenis criollo. Pero hicieron dos canchas de pádel, una en club Domingo Faustino Sarmiento y la otra en el club San Martín. Me empecé a mezclar con mis amigos y me iba bien. Entonces empecé a jugar con un chico de Esperanza, de donde es mi mama. Salí tres veces campeón nacional juvenil, una en Rosario, otra en Santa Fe y la restante en Córdoba. Pero me vine a Rafaela, y lo deje”
El segundo nacimiento fue aquí, y es el definitivo. “Estudiaba a distancia Licenciatura en Administración de Empresas, pero para mi familia era demasiado esfuerzo. Entonces surgió un trabajo en el mercado de Aguilar, vine y pase cuatro años muy buenos. Un día fui a Friends y le pregunté a Jorge Domenella si había un grupo donde pudiera sumarme. Volví para moverme y divertirme, no estaba en mi cabeza jugar competitivamente. Pero cuando vieron como jugaba me dijeron que vaya a Los Troncos, donde en ese momento estaban los que tenían mejor nivel. Entonces empezamos a ir a torneos en la zona, donde conocí a Sebastián Canello, que es de Porteña, y decidimos jugar juntos. Nunca más dejamos. Desde hace 16 años”
Entonces entraron a la competencia fuerte…
“Entrenábamos para los Nacionales, lo que no era sencillo porque no teníamos parejas de nuestro nivel aquí para enfrentar, y además vivimos a varios kilómetros de distancia. Ganamos un Nacional de Tercera categoría en Córdoba, con 64 parejas inscriptas. Pasamos a Segunda y tuvimos acceso al circuito profesional”
¿Cuánto tiempo estuvieron en la elite?
“Durante dos años, con algunas intermitencias, pero siempre bien preparados. Yo tenía el auspicio de Sane, que me daba la ropa y paletas, pero todo lo demás era a puro esfuerzo, no había premio que cubriera los gastos. En esa época era muy duro porque, además, el nivel de juego era muy bueno. De todos modos llegué a estar 20 del país y mi compañero 23. Habíamos mejorado muchísimo nuestro juego, pero se nos hacía imposible seguir. Por ejemplo, jugábamos un fin de semana en Mar del Plata y al siguiente en Tucumán, los gastos eran importantes y la familia quedaba a un lado”
¿Cómo adecuabas tu trabajo a los viajes?
“En ese tiempo ya tenía un kiosco y almacén que, cuando no estaba, atendían mis padres, que se vinieron a vivir a Rafaela. Y poco después tuve la oportunidad de hacerme cargo del pádel de Atlético, ahí cambio todo. Marcelo Gervasoni me impulso para hacer una propuesta y la aceptaron. Hace 16 años que estoy allí. Ahora también estoy a cargo del Bosque Pádel Club, donde tengo la Academia Diego Balari”
¿Y la familia te respaldaba?
“Cuando me case ya estaba en esto o sea que siempre fue algo normal, aunque en realidad no lo es, ni para mí ni para mi familia. He vivido cosas maravillosas por el pádel y, además, es la base de mi economía. Pero me he perdido muchos momentos familiares por las ausencias a las que me obligan los viajes y los torneos. Mi hija Avril cumplió los 15 años cuando yo estaba en Las Vegas, por ejemplo. Y también lo sufrí con Máximo, que tiene 10 años. Mi señora, Jorgelina, fue fundamental para que todo funcione. El paso del tiempo y mi crecimiento dentro del pádel hizo que ahora mis tiempos sean más flexibles y pueda disfrutar de ellos. Siempre me apoyaron. Tuve varias oportunidades de irme del país para jugar en otro lado, con una realidad económica distinta, pero elegí quedarme con ellos”
¿De verdad el pádel se murió y renació?
“Después de los noventa hubo un bajón pero nunca se dejó de jugar. Lo que pasó fue que la explosión de los noventa hizo suponer que el negocio que había en torno al juego nunca dejaría de crecer. Pero de golpe se calmó quedando solo la gente que jugaba, no porque era moda sino porque le gustaba. Incluso el número de inscripto en los torneos siguió creciendo. La realidad de los clubes se adecuó a la lógica y entonces pareció que se cayó. Después de eso se mantuvo creciendo lentamente hasta que el pos pandemia le permitió recuperar esa fuerza. Junto al tenis fueron los dos deportes que se permitieron practicar primero. Y como el pádel es más sencillo y divertido de jugar para aquellos que no los practicaban antes, sacó ventaja. Fue una segunda explosión. Por ejemplo, tengo como auspiciante a Black Crown, que es una marca de paletas españolas, y me dicen que no llegan a cumplir con los pedidos, tal la demanda que tienen. En general, se coincide que no va a volver a pasar lo que ocurrió en los noventa, y que el pádel no parará de crecer. Deseo que sea así, pero tengo mis dudas”
¿Cómo esta Rafaela?
“Ha crecido mucho en jugadores y también en infraestructura, aunque no pasa esto con la parte competitiva. En ese aspecto, Rafaela está quieta desde hace mucho tiempo. A nivel nacional, siguen saliendo grandes jugadores de circuito”
¿Disfrutas del juego después de tantos años entre las paredes?
“A mí me encanta jugar, lo disfruto. Si tengo que completar un partido porque falta uno, lo hago sin importar el nivel que tengan. Combino sin problemas el trabajo y el placer por el juego. Aunque con tantos años en esto, siento el desgaste a la hora de salir a competir, tengo ganas de quedarme más tiempo con mi familia. Pero sigo yendo y me va bien. Cuando entro a jugar, entonces me olvido de todo, aunque verdaderamente solo disfruto cuando gano”
¿Vas a seguir?
“La idea es hacerlo. Mi compañero tiene 37 años y yo cumplo 40, lo que me permite cambiar de categoría y me va a beneficiar. Ahora, en los clasificatorios para los Panamericanos, Sudamericanos y Argentinos de Sénior, vamos jugar juntos en +35 para seguir juntos. Después veremos. Definitivamente el pádel es una parte fundamental de mi vida, y mi trabajo. Eso no va a cambiar”
OSCAR A MARTÍNEZ
13/05/2.022