Estamos frente a un cambio de época en la cual la empatía, la formación médica continua, y la tecnología aplicada a la medicina, son los tres pilares básicos para brindar un mejor tratamiento al paciente.
Dra. Melina Pratto, Médica especialista en Medicina Estética y Rejuvenecimiento Facial. Master Europeo en Medicina Anti-Age. Egresada UNR.
¿Qué es correcto o incorrecto a la hora de un tratamiento estético? Quizás para muchos no sea fácil la respuesta.
Hoy muchos de los pacientes de estética llegan pidiendo el tratamiento que quieren. Inyección de botox por acá, ácido hialurónico por allá; relleno en algún otro lado. Según mi criterio, primero hay realizar una evaluación, luego posterior diagnóstico, y de ahí surge la indicación del tratamiento adecuado a cada paciente. Así lo hacemos con todas las especialidades de la medicina. El médico especialista en estética se ajusta a los mismos parámetros de todas las disciplinas de las ciencias de salud.
La empatía para entender a un paciente desde su punto de vista en vez del propio, es el camino para comprender cuáles son sus motivaciones, lo que siente, y qué quiere obtener. Por eso considero a cada persona que llega a mi consultorio como un ser único, por lo tanto necesita un tratamiento exclusivo. Al saltear este paso que es básico, la evaluación a consciencia, empezamos a ver a personas con rostros que ya no identificamos.
Mi criterio es sugerirle a la persona que no pierda su naturalidad. Claramente está que si me dediqué a esta especialidad es porque me encanta ver a las personas bien. Al contar con un aspecto saludable y una salud física en buen estado, se obtendrá también una salud mental y emocional sana y viceversa.
Para alcanzar la belleza, la frescura de un rostro y una buena calidad de piel es lo principal. Cada paciente se siente afín con la manera de trabajar de un médico en particular. Es muy importante identificar lo que al paciente le “molesta” o quiere mejorar y ser objetivo y realista con el resultado que uno como profesional puede ofrecer.
Es moneda corriente hoy ver pómulos exacerbados y labios que resultan difíciles de modular. La clave está en que el rostro no debería sumar volumen sino generar reposicionamiento de los tejidos. Lo que se logra con diferentes técnicas a la hora de trabajar.
No es un pormenor que el paciente debe estar informado de cada producto que le coloque el profesional. La mayoría son importados, y el mismo debería abrirse frente al paciente y verificar que esté cerrado y sellado previamente. Al terminar el procedimiento deberían darle un sticker, que es la garantía del producto, con los datos de fabricación y marca.
Además instruirse del conocimiento de su formación en el área a trabajar, su experiencia; que sean médicos capacitados con respaldo académico y en centros autorizados.
Las complicaciones son variadas y frecuentes, y el mejor profesional es aquel que minimiza los riesgos, y sabe cómo solucionarlos en el caso que ocurran.
En el mercado hay muchas sustancias de diferentes valor y calidad; si el médico no les proporciona dicha información, como pacientes deberían solicitarla; cuando uno va por un tratamiento estético no debería irse con un problema de salud.
El objetivo es llevar los años que tenemos de la mejor manera y que al vernos al espejo nos devuelva una sonrisa. No hay edad para sentirte bella, sexy, libre y atractiva/o.
Sí, es importante cómo te guíe tu médico y acompañe en el proceso, como digo yo “con los pies sobre la tierra.”
Me encuentro permanentemente en formación médica, rotando y visitando a los líderes de la medicina estética de Argentina y el Mundo, con el fin de traer las mejores técnicas para mis pacientes.